A continuación te damos unos consejos para cuidar tu piel en la ducha:
Debes controlar la temperatura del agua. La temperatura debe ser templada en torno a los 30º y terminar con agua fría en las piernas. Los beneficios son múltiples:
- Se mantiene más hidratada, tersa y con los poros cerrados.
- El aspecto de la piel mejora.
- Mejora la circulación y mantiene a raya las varices.
- Calma el picor.
- El pelo no se engrasa tanto y está más brillante.
- Estimula el metabolismo y quema más calorías.
- Después de la ducha te sientes más activa.
Utiliza peeling y así eliminarás las células muertas de la piel.
Asegúrate de un aclarado perfecto.
Hidrata a piel tras la ducha cuando esté ligeramente húmeda
Seca tu piel de modo suave. No frotes con la toalla: Lo mejor, para secarte, es hacer un poco de presión con la toalla, a base de toquecitos, pero nunca frotar o usar albornoz.